Revista científica de UCES
Vol. 28, N
°
1 (Enero
–
Junio de 2023)
ISSN 2591-5266 Electrónico
pp. (1 - 8)
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Uno de los aspectos relevantes de esta tarea es encontrar una dirección clara en las experiencias o
intervenciones que se ofrezcan en las sesiones. Para ello, tener claridad en los objetivos de tratamiento
es clave.
Plasmar los objetivos de tratamiento no debería resultar una tarea tediosa, sino lo contrario.
Concentrar nuestros esfuerzos para diseñar objetivos de tratamiento personalizados es una tarea noble
y con la cual honramos a esa persona a quien vamos a brindarle asistencia. Dedicamos tiempo para
pensar en profundidad y detalle acerca del motivo por el cual la persona viene a sesión, quién es la
persona, cómo es su música, qué lugar ocupa la música en la vida de esta persona y cómo la
musicoterapia puede ayudarla. Hacemos foco en lo que precisa con el cuidado de respetar y honrar
su marco de referencia y cosmovisión. Pensamos en ella y en cómo las experiencias musicales pueden
ayudarla a desplegar sus fortalezas y potencialidades. Dedicarle este tiempo con motivación hará que
los objetivos de tratamiento funcionen como guía y sean las bases sólidas que nos permitirán emplear
de modo oportuno y óptimo nuestros recursos musicales, escucha atenta, entonamiento afectivo,
empatía, flexibilidad y conocimientos necesarios para abordar y atender las necesidades de la persona.
En una primera instancia se reflexiona y establecen objetivos de tratamiento durante el período de
evaluación inicial. Estos objetivos se plasman formalmente en el plan de tratamiento y servirán como
guía inicial. Esta guía no tiene como finalidad ofrecer una estructura rígida de pasos a seguir, sino
que por el contrario refleja la propuesta de trabajo que será implementada de forma dinámica y
flexible respondiendo al momento-a-momento de la sesión. Por tal motivo se trata de una guía que
orienta nuestro trabajo para no perder de vista las necesidades del paciente. Pero estas necesidades
son dinámicas e incluso otras nuevas pueden llegar a surgir de forma impredecible. Todo esto puede
parecer abrumador. La contemplación y la escucha atenta son habilidades fundamentales que facilitan
que podamos responder en forma flexible pero con un objetivo claro ante cada situación.
Entonces recapitulando, además de la evaluación inicial, se requiere de una evaluación continua
durante el curso de la terapia como así también en el transcurso de cada sesión debido a que en cada
encuentro y en distintas etapas del tratamiento los objetivos requerirán modificaciones o incluso
pueden surgir otros nuevos. La evaluación y revisión continua de los objetivos de tratamiento refleja
el dinamismo del momento-a-momento de la sesión, las fluctuaciones de las necesidades del paciente
y el fluir de los cambios y transformaciones que se suscitan a lo largo de los encuentros.