Revista Científica de UCES
Vol. 29 N°2 (Julio - Diciembre de 2024)
ISSN Electrónico: 2591-5266
(pp. 1-21)
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GOZAR EN EL POEMA (C. 1970-2009): POESÍA Y DISIMILACIÓN1
Enzo Cárcano2
ecarcano@uba.ar
https://orcid.org/0000-0003-0676-6990
Fecha de Recepción: 18 de junio de 2024
Fecha de Aceptación: 14 de noviembre de 2024
ARK/CAICYT: https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s25915266/hmz0ux0nh
RESUMEN:
Si el género es, como afirma Teresa de Lauretis (1987), un efecto semiótico, no hay duda de
que la poesía es una poderosa tecnología, un campo donde dicha noción (el género) puede ser
tensionada, torsionada y desarmada hasta los límites del lenguaje. Pensar la poesía como
tecnología de género significará entonces, leer sus modos de producir efectos que refrendan o
discuten, más o menos frontalmente, los perímetros de lo que la masculinidad y la feminidad
significan o habilitan en cada momento; habitar el estado de la pregunta. Desde esta óptica, la
irrupción del goce homoerótico en el panorama argentino, en los 80, puede leerse, a través de
un corpus de poemas de Osvaldo Lamborghini, Néstor Perlongher, Miguel Ángel Lens y Ioshua
(Josué Marcos Belmonte), más como mecanismo de disimilación que como síntoma de la
liberación sexual institucionalizada que se produce por la misma época.
1 Artículo original presentado para su evaluación y publicación el 18 de junio de 2024.
2 Doctor en Letras, Universidad del Salvador: Buenos Aires, AR; Becario posdoctoral, Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas: Buenos Aires, Buenos Aires, AR; Investigador (Instituto de Literatura
Argentina "Ricardo Rojas"), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas: Buenos Aires, AR.
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ABSTRACT:
If gender is, as Teresa de Lauretis (1987) affirms, a semiotic effect, there is no doubt that poetry
is a powerful technology, a field where gender can be stretched, twisted and disarmed to the
limits of language. Thinking about poetry as a gender technology means, then, reading its ways
of producing effects that endorse or discuss, more or less frontally, the perimeters of what
masculinity and femininity mean or enable at each moment; inhabit the state of the question.
From this perspective, the emergence of homoerotic pleasure on the Argentine scene in the
1980s can be read, through a corpus of poems by Osvaldo Lamborghini, Néstor Perlongher,
Miguel Ángel Lens and Ioshua (Josué Marcos Belmonte), more as a mechanism of
dissimilation than as a symptom of the institutionalized sexual liberation that occurred around
the same time.
RESUMO:
Se o gênero é, como afirma Teresa de Lauretis (1987), um efeito semiótico, não dúvida de
que a poesia é uma poderosa tecnologia, um campo onde essa noção (o gênero) pode ser
tensionada, torcida e desarmada até os limites da linguagem. Pensar a poesia como tecnologia
de gênero significará, então, ler seus modos de produzir efeitos que reforçam ou questionam,
de forma mais ou menos frontal, os limites do que a masculinidade e a feminilidade significam
ou permitem em cada momento; habitar o estado da pergunta. Sob essa ótica, a irrupção do
gozo homoerótico no panorama argentino, nos anos 80, pode ser lida, através de um corpus de
poemas de Osvaldo Lamborghini, Néstor Perlongher, Miguel Ángel Lens e Ioshua (Josué
Marcos Belmonte), mais como um mecanismo de dissimilação do que como um sintoma da
liberação sexual institucionalizada que ocorre na mesma época.
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El placer es el único instante de éxtasis cuyo recuerdo o ilusión nos mantiene vivos.
Copi. (1977). La guerra de las mariconas. Seix Barral.
... y cada orgasmo es para mí como un golpe eléctrico que me revive un poco, aunque sea
por unos minutos, como un rayo que me trae de la muerte a la vida.
Pérez, P. (1998). Un año sin amor. El Cielo por Asalto.
INTRODUCCIÓN
1980
1980 es un hito significativo para la poesía argentina. Ese año, además de la publicación
de obras como Principios de incertidumbre, de Joaquín Giannuzzi; Llegada de un jaguar a la
tranquera, de Francisco Madariaga; o Lo propio lo de todos, de Alberto Girri, se produjo la
aparición del sello Tierra Baldía, fundado por Rodolfo Fogwill. Gracias a esta iniciativa, se
publicaron el primer libro de Néstor Perlongher, Austria-Hungría, y el último de Osvaldo
Lamborghini, Poemas.
1980 también marca el inicio de una década crucial para Argentina, signada por el final
de la dictadura, la recuperación de la democracia y el resurgimiento de las iniciativas militantes
a favor de los derechos de las personas homosexuales. Estas luchas habían sido silenciadas
primero por las amenazas de la Triple A y luego por el golpe militar. En esta nueva etapa, los
impulsos revolucionarios que animaron al Frente de Liberación Homosexual (FLH, 1971-
1976) dieron paso a una búsqueda política más pragmática, que encontró en la Comunidad
Homosexual Argentina (fundada en 1984) su expresión más efectiva.
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En diálogo con Blas Matamoro, Juan José Sebreli ambos antiguos miembros del
FLH señala que, aunque Buenos Aires era en las primeras décadas del siglo XX "una ciudad
muy homoerótica", existía en el país hasta los años 80 una especie de fobia moral respecto a la
sexualidad. Mientras países como Francia o Estados Unidos vivieron la "liberación sexual" en
los años 60, Argentina se mantuvo en el silencio y la represión. Como resultado, la
homosexualidad era sistemáticamente ignorada o perseguida: "De la homosexualidad no se
hablaba, era algo ignorado por completo. En los diarios más cultos, como La Prensa y La
Nación, solo aparecían en las noticias policiales, donde los llamaban amorales".
Aunque la violencia contra las disidencias sexuales ya sea ejercida o consentida por
las instituciones "del orden" no se detuvo con la vuelta a la democracia, la homosexualidad
comenzó a circular en los discursos masivos. Sin embargo, esta visibilidad inicial era a menudo
negativa, como muestra la célebre portada de Siete Días de mayo de 1984, donde Carlos
Jáuregui aparece abrazando a otro hombre bajo el titular: "El riesgo de ser homosexual en la
Argentina".
Sobre este período de incipiente institucionalidad, Néstor Perlongher reflexionó
amargamente en su ensayo de 1991 titulado La desaparición de la homosexualidad. Allí
escribe:
"El movimiento homosexual triunfó ampliamente, y está muy bien que así haya sido, en
el reconocimiento (no exento de humores intempestivos o tortuosos) del derecho a la diferencia
sexual, gran bandera de la libidinosa lidia de nuestro tiempo. [...] Ya el movimiento de las
locas (no solo político, sino también de ocupación de territorios: un verdadero Movimiento al
Centro) empezó a vaciarse cuando las locas se fueron volviendo menos locas y, tiesos los
bozos, a integrarse: la vasta maroma que fundía a los amantes de lo idéntico con las
heteróclitas, delirantes (y peligrosas) marginalidades, comenzó a rajarse a medida que los
manflorones ganaron terreno en la escena social3".
3 Sobre la diferencia entre las locas y los gays, escribe Perlongher: No hay, en verdad, una homosexualidad, sino,
como dirían Deleuze y Guattari, mil sexos, o por lo menos, hasta hace bien poco, dos grandes figuras de la
homosexualidad masculina en Occidente. Una, de las locas genetianas, siempre coqueteando con el masoquismo
y la pasión de abolición; otra, la de los gays a la moda norteamericana, de erguidos bigotitos hirsutos,
desplomándose en su condición de paradigma individualista en el más abyecto tedio (un reemplazo del matrimonio
normal que consigue la proeza de ser más aburrido que este)” (Perlongher, 2021a, p. 114).
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El episodio del Sida es el golpe de gracia, porque cambia completamente las líneas de
alianza, las divisorias de aguas, las fronteras. [...] Es que con el Sida cambian las coordenadas
de la solidaridad, que dejan de ser internas a los entendidos, como sucedía cuando la
persecución, para pasarle por encima al sector homosexual y desbordarlo por todas partes
(2021a, p. 89).
Si, como dice Jorge Panesi, en Perlongher "la teoría sirve para narrarse, desde otro
lugar, las leyes de la propia poética" (Panesi, 1996, p. 47), la cita previa se lee en tándem con
Austria-Hungría, el libro donde nace esa lengua loca y de las locas "que se ríe tanto de la fuerza
del dominio como de su propia y aparente fragilidad frente al dominador" (Panesi, 2013, p. 5).
Escrito y publicado en plena dictadura, marca el comienzo de una poética que se resiste a
plegarse, proliferando sus propios pliegues, exacerbando las posibilidades del lenguaje,
tensionándolo; exhibiendo, en fin, como escribe Roberto Echevarren, "un poder insospechado
de decir y un frenesí del estar fuera" (1996, p. 115). En ese gesto, Austria-Hungría también es
una irrupción en el panorama poético argentino, el comienzo de una serie: la del goce
homoerótico, que, aun en poéticas bien distintas a la perlongheriana, conservará su efecto de
provocación, de desmarque, de disimilación4.
c. 1970
Los Poemas de 1980 trabajosamente editados por Fogwill, según relata Ricardo
Strafacce en su monumental biografía del autor de El fiord son el tercer y último libro que
Osvaldo Lamborghini publicó en vida. El volumen recoge cuatro largos textos previamente
aparecidos en revistas entre 1973 y 1978. A estos, César Aira agregará, en 2004, un vasto
conjunto de papeles recuperados para conformar Poemas 1969-1985. Para 1980, ya habían
aparecido El fiord en 1969 ("escrito dice César Aira unos años antes"), y Sebregondi
retrocede, en 1973, "una novela que había sido originalmente un libro de poemas" (de nuevo
Aira). Agudo lector de Lamborghini, en un ensayo de 1991, Perlongher comenta la imbricación
entre política y sexualidad en El fiord, que emerge como un enloquecimiento de la lengua
4 Tomo prestado el término que, en fonología, se emplea, como fenómeno contrario de la asimilación, para
designar la alteración de un sonido diferenciándolo de otro contiguo.
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“de los sofocantes autoritarismos de la vida”—, por la irrupción de lo irreductible del deseo
“elemento importantísimo: el lacanismo de combate, el lacanismo en su edad heroica […],
lacanismo que alzaba las vestes del deseo (aunque regado a falos, carencias y faltas)".
Perlongher también ubica a Sebregondi retrocede en una “saga lumpen5 que rastrea hasta
Roberto Arlt, pasando por Carlos Correas6: "Mas, si en el primero se procede, al fin, sobre
cierto ‘realismo’ aunque desbordado por el exceso anárquico de sus correrías y en el
segundo se mantiene cierto tono común a la literatura de Contorno, es en Lamborghini que esa
fuga desmelena no solo los tránsitos, sino también las bocas, las yemas, las cabezas. Es decir,
se escribe en fuga, la fuga lumpen, la deriva lumpen invade la escritura, la conduce a alocarse”
(2021b, p. 170).
Una curiosa versión de esa escritura loca, que “contrasta […] con la violencia de los
actos sexuales [y del] sadismo fálico que encontramos habitualmente en los textos más
conocidos de Lamborghini” (Maristany, 2019, p. 292), la hallamos en un poema del borrador
“en verso” de Sebregondi retrocede que figura, no en las versiones de Poesía, sino en el
segundo tomo de Novelas y cuentos, editado asimismo por Aira. Se titula "Reivindicación"7
y es una verdadera estampa del yire porteño:
5 Delfina Muschietti traza una genealogía distinta: “El humor había entrado a la poesía, juguetón y explosivo, en
la escritura de Girondo, como una bocanada de aire fresco entre las solemnidades lugonianas y sus derivados. Por
allí habían entrado también el cuerpo, el deseo, el sexo, el don más don. El verso de Lamborghini extrae de esa
llanura su quantum formal (Derrida, El monolingüismo), pero lo repliega, lo nocturniza, acorde con los tiempos
que corrían en la Argentina de los 70, acorde con la propuesta filosófico-teórica de Literal” (2008, p. 111).
6 Y fuera del país, hasta Jean Genet y, más atrás todavía, hasta el Marqués de Sade.
7 Aira, C. (2004). Sebregondi retrocede (Vol. 2). Anagrama.
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Lo más curioso de un texto como este, tomado aisladamente8, es que, a principios de
los 70, resultaba llamativo que un chongo9 asumiera la enunciación para describir el goce que
sobreviene en oposición al compromiso que había sobrevenido impensadamente antes con
una loca (“homosexual blandito”). El goce se produce entre dos “cuerpos marimachos”, un
sintagma que expresa estupendamente lo irreductible del deseo que aquí se juega, sus inestables
recorridos y su efecto horadante sobre las rigideces identitarias. Este goce aparece como una
“huelga ganada”, una forma de sustraerse”.
Maristany, en efecto, habla de una “peligrosa armonía que vendría a cuestionar la
masculinidad del sujeto activo” (2019, p. 292). Esto es especialmente cierto en la versión
inédita, ya que, en la publicada, parece haberse operado un “desvío o encubrimiento” (p. 293).
Curiosamente, la versión definitiva se titula "El ganador" y culmina con la frase: “Él debía
sentir esto es lo que yo digo que un cambio fundamental se había metido en la cosa. ¿Eh?
(1988, p. 45). Lamborghini descartó, por tanto, los versos del texto original que comenzaban
8 José Maristany (2019) lee este poema, en contrapunto con “Claros”, como dos perspectivas de un mismo
“levante”: Hola, hola./ Leandro Alem. Él está encima mío. Se esfuerza a pesar del envaselinamiento, jadea
sincronizadamente. A mí, que hablo a retazos, me interesa una de sus partes: la pija, que siento como música
sorda, o ensordecedora, en mi tripa./ Él me gime en la oreja y yo reculo para ayudarlo. Puedo llegar a gozar mucho.
Un pequeño, imbécil asomo de dolor, y ya entró Toda. Ahora pienso en la guasca de él, en el derrame blanco
silencioso parecido a la almohada que tengo frente a los ojos./ Yo no podría distraerme en matar una chinche en
este momento. Habotro momento, lo conozco: cuando él se vea la pija sucia de mierda va a sentir como una
nostalgia, la idea fija (o pija) de alguna cosa blanca, también blanca. Pero me parece que lo que más le gusta es
precisamente esto, ser cagado./ Hago un esfuerzo por abstraerme. Miro la hora en el reloj de él, sobre la mesa de
luz. A la imagen imaginada de su pija la tengo delante de los ojos. La tengo más afuera que adentro. Pasa delante
mío como una lanzadera, larga y fina. Trata de tejer, pero aquí/ no hay nada que tejer. Le gusta ser cagado. Que
yo le entregue, una y otra vez, mi absurdo culo sin salida./ Estos renglones saltan a la vista. Los artificios y el
candor del hombre / No tienen fin. Aquí, todo ya está tejido, pero lo mismo puede inventarse La Cosa. Por una
necesidad de pensar/ por una necesidad de pensar. Por una, la necesidad de un espacio vacío para pantalla, reflejo
del acto. Claros en un bosque de pérdidas, perdido. Ahora se la chupo y lo miro: él, boca arriba, se tapa los ojos
con el antebrazo, se ha tapado los ojos con el antebrazo. También para abstraerse más. Para pensar/ y repensar
cada una de las imágenes. Nos conocimos, nos hemos conocido en el cine Eclaire. Pensar. Eh, be. Las imágenes
están en la cabeza. Y la cabeza está afuera de la cabeza. La guasca/ música ensordecedora, pasa de mi lengua a
mi estómago. Hola, hola. Ahora estoy escribiendo. Puedo lograr, construir un oído atento a ese viaje, de la lengua
al estómago. Los calzoncillos blancos, de él, sobre la silla, una pantalla perfecta/ la bragueta vacía/ la erección, la
dureza y consistencia pertenecen a las imágenes. El resto es fofo y disperso. Ni el grito puede, podría ordenarlo”
(Lamborghini, 2011, pp. 258-260).
9 En esa figura se suelen aunar el ejercer el “rol activo” en la relación sexual la loca, el pasivo, el no identificarse
con una identidad homosexual, e históricamente, un origen proletario. Ben (2009) cuestiona la supuesta nitidez
de los roles en las relaciones sexuales en las clases populares a principios de siglo y cabe esperar que esa definición
nunca haya sido absoluta.
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con “Empezaba a chupar felicidad/ de una teta habitualmente amarga”. En la versión "en
prosa", no hay “amor puto” ni “reivindicación”; sólo aparece el chongo “ganador”.
Es interesante, no obstante, leer el inédito desde una perspectiva metapoética. Desde ella, el
sujeto que asume la enunciación del relato y los personajes comparten una reivindicación: la
del disolvente goce homoerótico. Sin embargo, este goce no puede ser prorrogado ni sostenido,
de la misma forma que el borrador que lo expresa, que no vio la luz sino hasta muchos años
después. Se trata, entonces, de una huelga fugaz e incógnita, clandestina, que no circula
públicamente, pero que tiene lugar en lo imaginario del poema.
El sujeto le atribuye esta precariedad a una eventual y esencial cobardía humana, pero
lo que está obturado es, en una Argentina de costumbres casi monolíticamente conservadoras,
la reivindicación social de un deseo disidente que socave las controladas fronteras entre “lo
masculino” y “lo femenino”. En este sentido, es llamativo que, para Strafacce, el texto “dé
cuenta” de un abismo” y de “esos mundos que [Lamborghini] no compartía con [Germán]
García y [Luis] Gusmán, sus amigos de entonces, pero de cuya existencia, y de las
mortificaciones que su frecuentación le provocaba, los mantenía informados” (2008, p. 161).
Sin embargo, el poema, creo, más bien parece narrar la mortificación por la flaqueza “que
impide toda reivindicación” y lo abismal quizá del goce “anormal”.
1980 (bis)
La cercanía espacio-temporal de los Poemas lamborghinianos con la de Austria-
Hungría, en 1980, une, de algún modo, una literatura que ya había alcanzado sus notas
dominantes (la de Lamborghini) con otra que comenzaba a transitar una senda solidaria en
varios puntos (la de Perlongher). Desde que, en 1959, Carlos Correas fue condenado por
obscenidad por la publicación de La narración de la historia en la revista del Centro de
Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA10, comenzaron a gestarse, en
silencio, pequeños núcleos donde la moralina era discutida e impugnada. Entre ellos, se
destacan el grupo Homosexuales de Buenos Aires, liderado por Héctor Anabitarte, y su boletín
10 El primer relato argentino explícitamente homosexual, según la denominación de Melo (2011).
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Nuestro Mundo (1967), así como su prolongación, el Frente de Liberación Homosexual (1971-
1976). Este último agrupaba a diversos colectivos de distintas orientaciones, entre cuyos
integrantes se contaron, por mencionar solo algunos, José Bianco, Manuel Puig, Juan José
Hernández, Juan José Sebreli, Blas Matamoro y, por supuesto, Perlongher, quien se destacó
especialmente desde su llegada al grupo Eros y fue uno de los principales redactores del
manifiesto Sexo y revolución (1973) y de la revista Somos. El FLH fue disuelto en 1976 con el
golpe de Estado, aunque los años previos especialmente 1975 fueron testigos de ataques
tanto desde la izquierda como desde la derecha. Eran tiempos de taxonomías rígidas y
pedagogías punitivas; el sexo entre hombres”, el "amaneramiento" y la indefinición de
géneros eran considerados aberraciones morales que no podían tener cabida en la literatura de
mayor circulación.
En plena dictadura, aparece Austria-Hungría. Su título señala, de forma enigmática, al
decadente imperio que se zambulló en la Primera Guerra Mundial y encontró allí su fin, pero
también invoca otras formas históricas de violencia sistemática que se entrelazan: el Tercer
Reich de los nazis y el gobierno militar de facto. En esa geografía imaginaria, emerge una voz,
una lengua loca y de locas: como ellas, señala Jorge Panesi, que “han coqueteado siempre con
la autodestrucción y la muerte”; la lengua “se ha vuelto loca para desestabilizar el mundo y dar
vuelta la historia” (2013, pp. 6-7). De este modo, al decir de Echevarren, el libro “transmutaba
la opresión en goce” (2012, pp. 261-262), como se refleja en versos como y yo sentía el
movimiento de tu esvástica en mis tripas” (Perlongher, 2012, p. 19). Pero en Estado y soledad11,
el último texto del poemario, se oponen, con cierta nitidez, las nociones de goce y opresión:
11 Perlongher, N. (2012). Austria-Hungría. Ediciones Mansalva.
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El texto se articula como un contraste entre un pasado y un presente. El primero se
expresa en los verbos en imperfecto, como “pifiaba” y “buscaba”, que remiten al deambular”:
esa “prisión rodante, cascabélica” hecha de atavíos tradicionalmente asociados con la
vestimenta interior femenina (corsés y enaguas, aunque de militares), en la que el sujeto se
encuentra “presa, prendida”. Es interesante notar la tensión que introduce la secuencia de
participios entre el haber sido apresada y el haberse prendido (sujetado, enganchado).
La identidad genérica del sujeto también se pone en cuestión a través de la paronomasia
“solo yo, sola ya”. Además, en los verbos en perfecto como “fue cubierto” y yació penetrado”
se percibe, más allá de un remedo burlesco del registro clásico (confirmado por expresiones
como “yació en bolas”), una referencia clara al circuito del goce disidente: el sexo entre
hombres (Patroclo y Aquiles, “vísceras endulzadas”), el circuito del yire (Lavalle) y las teteras
porteñas (los baños de “Nouvelle Pompéi”), donde se componía esa mezcla indefinible y
deleitable que el poema denomina “tuco”. La frase “por Zeus os digo” subraya, además, la
caducidad de aquel escenario del deseo.
El presente, por su parte, se manifiesta en imágenes de violencia: “huele a gas”, las
escolopendras que se “yerguen”, y las balas que “silban” por las calles porteñas. “Hablar de
homosexualidad en la Argentina no es sólo hablar de goce, sino también de terror”, escribirá
Perlongher en El sexo de las locas. Sin embargo, incluso en el contraste entre un pasado de
teteras populosas y un presente de balas y gas o, más bien, precisamente en ese contraste
, el poema continúa expresando la potencia corrosiva del deseo, ese “deambular”.
1990
A poco de haber publicado Austria-Hungría, su autor se exilió en Brasil. Diez años más
tarde, la poética perlongheriana habría cambiado notablemente. Sin embargo, el gesto que
aquel libro había iniciado continuaba reverberando en registros bien distintos en Buenos
Aires; comenzaba a multiplicarse aquello que Perlongher, “la Gran Tía”, como lo denominara
Javier Gasparri, habilitó hacia adelante, aun sin saberlo.
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Con un par de poemas publicados en la revista San Telmo Gay, a mediados de los 80, y
con un libro singular, Los poemas de Jimmy Barrett (el sureño), aparecido en 1990, comenzaba
a circular la obra de Miguel Ángel Lens (1951-2011). Este artista y militante inconforme se
transformaría, con el tiempo, en el referente de uno de los colectivos poéticos disidentes más
visibles de los años 90: Poesía gay de Buenos Aires.
Como han señalado Adrián Melo y Mariano López Seoane en sus respectivos prólogos
a El barril de lluvia y otros libros inéditos (2014) y Tu muchacho tan soñado. Poesía publicada
(1990-2009) (2023), en la obra de Lens se conjugan de manera singular un imaginario popular
(incluyendo el tango y el rock, entre otras manifestaciones), una serie de referencias a “la alta
cultura marica internacional (sobre todo europea continental)(López Seoane, 2023, pp. 12-
13) y el yire, cuya centralidad es indiscutible.
En un trabajo anterior (2018), llamé a la obra de Lens una “poética del levante”, que
celebra el goce clandestino la práctica del “sexo malo” (Rubin, 1988) en el espacio público
mientras, al mismo tiempo, impugna la normalización o institucionalización del deseo. Del
libro inaugural, veamos, por ejemplo, “El romanticismo de Billy Rogers12”:
12 (Lens, 2023, pp. 27-28).
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De la primera a la última estrofa se despliega brevemente la precoz iniciación sexual
del protagonista del poema: entre los albañiles de las obras en construcción, venidos con sus
“dulces malarias” de todos los rincones americanos, el joven Billy Rogers, “pobre y hermoso
a la vez”, se entregaba “entre el polvo de ladrillo seco”. “Se lo comían a besos” y “cuántos
polvos le echaban”, dice aquí una voz que parece encomiar, con cierta melancolía, los yires13
del muchacho entre andamios y escombros, su libertad incondicionada para gozar por fuera de
la norma, a pesar de las eventuales injurias. Aún más, los versos finales informan sobre un
elemento significativo a comienzos de la década de 1990, en plena pandemia del sida y de
homofobia: Billy Rogers llegó a viejo indemne y a salvo. En oposición a los “relatos de
exterminio”, este poema funciona, entonces, no solo como una ponderación de la búsqueda del
13 López Seoane, de hecho, se refiere al yire, en Lens, como “el arma que se blande contra la apropiación burguesa
de lo gay, contra su zonificación excluyente” (2023, p. 17).
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goce homoerótico puesto en escena con expresiones propias de un registro popular, sino
también como una reivindicación de un modo no institucional de vivir el deseo, del que,
sostiene, no hay por qué abjurar.
Si Perlongher encuentra en el lumpen, en las voces locas y en las inflexiones populares
un modo de articular lo irreductible del deseo14 y refractar las definiciones identitarias, Lens
construye, en cambio, un sujeto poético menos agónico. Este se muestra más interesado en la
sublimación o, casi podría decirse, en la romantización, según lo sugieren el tulo del poema
antes citado y el dejo nostálgico de algunos textos de los circuitos marginales del deseo
homoerótico. Dichos circuitos, que en ese momento comenzaban a institucionalizarse desde el
Norte, se presentan aquí a través de sus protagonistas absolutos: la loca y el chongo15,
coordenadas del erotismo que atraviesan las fronteras de clase.
2009
Un año antes de la sanción de la Ley de Matrimonio Igualitario en Argentina (2010),
Josué Marcos Belmonte, conocido como Ioshua (1977-2015), iniciaba su breve pero intenso
recorrido artístico con Pija Birra Faso (2009). Este libro toma su título en evidente diálogo
con Pizza birra faso16, uno de los films más emblemáticos y rupturistas del cine argentino de
los 90, celebrado por su retrato del hampa porteña de fines de esa cada y su uso de un lenguaje
coloquial y callejero.
14 Dice Panesi a propósito de esta: “El fantasma del SIDA teme por la desaparición definitiva del ghetto y por la
abolición del barro y de las sombras marginales, lamenta la pérdida del intercambio crapuloso con el lumpenaje:
el "comercio" homosexual para Perlongher, el frote de los cuerpos, se produce siempre por el deseo de absorber
el cuerpo lumpen. El lumpen como motor y como renovación de las relaciones. Y en otro plano, esa equivalente
mixtura con el vocabulario y las inflexiones populares, ese frote con el cuerpo lingüístico de la germanía, son los
que deshacen, derriten y hacen fluir la estatuaria barroca de las formas gongorinas” (Panesi, 1996, p. 48).
15 Peralta ha estudiado detenidamente este aspecto de la obra de Lens y Ioshua: “Si un aspecto se mantiene
constante a lo largo y a lo ancho de los más de 300 poemas de Lens […] es el esquema relacional jerárquico “loca-
chongo”, que en el discurso asumen respectivamente los roles de sujeto y objeto de deseo. El estilo varía poemas
extensos y de carácter narrativo al comienzo; poemas líricos muy breves, en la línea de Sandro Penna, a partir de
los años 2000 pero esas figuras y su modo de relacionarse no sufren alteraciones. El “chongo” puede asumir
múltiples rostros en la poesía del autor obrero, marinero, soldado, tachero (taxista), camionero, taxiboy
(prostituto), linyera o joven lumpen conservando en cada una de estas versiones los mismos rasgos arquetípicos:
actitud recia y viril, cuerpo musculoso, un prominente bulto (promesa de potencia sexual), tez oscura” (2019, p.
30).
16 Película escrita y dirigida por Bruno Stagnaro y Adrián Caetano, y estrenada en 1998.
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El poemario de Ioshua, como sugiere el título, marca el comienzo de una obra poética
que articula de manera novedosa un registro popular “palabras exageradas de barrio y de
pobreza” (2015, p. 15), en palabras del autor con un homoerotismo explícito centrado en los
“pibes de barrio”.
De acuerdo con la biografía de Facundo Soto, Ioshua, nacido y criado en un contexto
de pobreza y violencia, afirmaba buscar una estética que rompiera con las representaciones
existentes: “Yo encontraba un montón de cosas que no me representaban: ni como gay, ni
como pibe, ni como varón, ni como morocho, ni como argentino, ni como nada. Entonces, tuve
que empezar a crear ese mundo que me representara a mí” (2020, p. 49).
El resultado de este proyecto artístico se materializó en ocho poemarios compuestos en
tan solo cuatro años (entre 2009 y 2013), además de otras exploraciones en formatos artísticos
y editoriales17.
Me interesa aquí el texto que abre Pija Birra Faso, titulado “Dale pibe dale”18, ya que
funciona casi como una declaración de principios o una poética proyectiva: en su aparente
simplicidad, anticipa los rasgos centrales de la obra que seguirá.
17mics, dibujos, fanzines, plaquetas, artículos periodísticos, el sello Ataque Emocional al Sistema Capitalista
(AESC), entre otros.
18 Vamo los pibe! (Ioshua, 2015, p. 87)
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La repetición del adjetivo “puro” o “pura” al comienzo de cada verso, a excepción de
los dos últimos, indica que, en este poema (y podríamos hacer extensiva esa cualidad a buena
parte de la obra poética de Ioshua), no hay gradación alguna: cada elemento de la enumeración
debe entenderse, según propone esta voz, libre y exento de toda mezcla o matiz. Es una forma
de intensidad y, a la vez, de descarnadura. Veamos entonces el contenido de esa lista: cumbia,
pija, pibes, ganas, merca, leche, gira, pete, birra, macho, paja, puto. Casi todos los términos
remiten sin tapujos al deseo y el sexo entre “pibes”, que, en la conjunción de “macho” y “puto”,
disuelven las fronteras que separan lo uno y lo otro; coexisten en la misma superficie. Las
expresiones que hacen referencia a algún tipo de música o consumo (cumbia, merca, birra,
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gira)19 subrayan que esta dinámica homoerótica circula por fuera de la norma y de los
itinerarios gays normalizados. De hecho, el pareado final, que funciona como una suerte de
arenga, exalta esa disrupción, ese modo ajeno al orden institucional.
No hay, como se ve, subterfugios de ningún tipo que busquen morigerar la explicitud
de lo dicho; por el contrario, el poema, tanto por estructura como por registro, es una
mostración desenfadada del goce para exaltar invirtiendo la carga insultante y clasista de
muchas expresiones una belleza hasta entonces ausente de la poesía argentina: “Los pibes
de mi barrio son hermosos. Machitos, reos, negros cabeza, guachines con el corazón que les
patea a lo bruto y a lo feroz” (247).
Conclusión
Si el género es, como afirma Teresa de Lauretis (1987), un efecto semiótico, entonces
la poesía se presenta como una poderosa tecnología, un espacio donde dicha noción el
género puede ser tensionada, torsionada y desarmada hasta los límites mismos del lenguaje.
Pensar la poesía como tecnología de género implica analizar sus formas de producir efectos
que, de manera explícita o sutil, refrendan o cuestionan los límites de lo que la masculinidad y
la feminidad significan y permiten en un contexto dado. Este enfoque nos invita a habitar un
estado de indagación constante, donde lo indefinido cobra centralidad.
Desde esta perspectiva, la irrupción del goce homoerótico en el panorama poético
argentino puede leerse, a través de los poemas y poéticas aquí estudiados, más como un
mecanismo de disimilación que como un síntoma de la liberación sexual institucionalizada que
se produce en la misma época20. Mientras que el borrador de Lamborghini, como la historia
19 Según el diccionario latinoamericano de la Lengua Española de la UNTREF: “AR. euf. tab. coloq. drog. juv.
salir de gira: tomar cocaína durante varios días. No me acuerdo de nada. Salí de gira”.
20 En un agudo trabajo sobre la construcción del sujeto lírico romántico en el Río de la Plata, Jorge Monteleone
estudia una serie poética que comienza con el regreso de Echeverría a la Argentina y se cierra con Rafael Obligado
poco antes de la llegada de Rubén Darío y el modernismo. Allí, respecto a la relación entre imaginario poético y
mundo social, el crítico sostiene: “La descripción del ámbito imaginario no obra siempre de un modo unívoco
respecto del mundo simbólico-social. Por ello, establecer una relación mecánica entre ambos […] puede alentar
la tentación de reducir la estética a un mero documento, reprimiendo sus incalculables efectos significantes. La
imaginación literaria no obraría como reflejo, sino quizá como un incremento de sentido en relación con lo social
e incluso como su implícita negatividad” (2003, pp. 123-124).
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que narra, representa una reivindicación trunca, la voz loca de Austria-Hungría se burla de los
límites con desenfado, afirmando que el deseo no puede ser apresado, domesticado ni
restringido. Este gesto será retomado en distintos momentos por los sujetos poéticos de Lens y
de Ioshua, quienes proclaman su diferencia y resistencia de manera contundente.
Nombrar el goce homoerótico en los poemas analizados no parece ser una búsqueda de
legitimación o visibilidad en sí misma. Más bien, se configura como una impugnación poética
del orden que define arbitrariamente los límites de lo masculino y lo femenino, y que prescribe
los objetos y trayectorias del deseo. Los textos que componen este recorrido evidencian la
persistencia de aquello que no se aquieta, junto con las palabras que, a lo largo del tiempo, se
atreven a decirlo.
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