
Revista Científica de UCES
Vol. 29 N°2 (Julio - Diciembre de 2024)
ISSN Electrónico: 2591-5266 (pp. 1-25)
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y el sistema del heterosexismo obligatorio que las origina” (Castro, 2014, p. 47).
“Amar a una mujer, dijiste / lo sé, por memoria / del amor primero. Como aquel
ninguno más involuntario / ni más fiel” (2009, p. 313), escribe Bellessi en el poema del que
roba el título de la sección. Esta manifestación de amor lesbiano es subversiva, en primera
instancia, en tanto rechaza abiertamente al amor heterosexual como el único enamoramiento
posible. De estos versos también se desprende una segunda subversión respecto al rol
estereotípico asignado a la mujer por parte del discurso heteropatriarcal de esa época: el que
propone que debe ser esposa (se entiende, por omisión, esposa de un varón) y madre.
Finalmente la poesía aparece, una vez más, como la tecnología que brinda la posibilidad de
tomar la voz, a través del poema como dispositivo, por parte de sujetos que antes no podían
hacerlo. Si “el lenguaje, sus significados y, sobre todo, sus valoraciones, han sido instituidos
por una cultura dominante que siempre ha desvalorizado a la mujer colocándola en un lugar
de inferioridad cuando no de nulidad” (Mallol, 2004: s/n), entonces solo es posible hablar en el
lenguaje del otro. Así, ensayando nuevas formas de decir, es posible la aparición de un “yo
poético” que articula una experiencia otra. Aquí la poeta se (re)apropia de la lengua para
situarse como lesbiana, para nombrar a la sujeta-amada como Otra, y permite visibilizar nuevas
experiencias físicas, deseos eróticos y formas de vivir la afectividad lesbiana.
Me gustaría terminar este brevísimo análisis con un poema de este mismo apartado que
nos recuerda a otro muy citado en la tradición literaria, En esta noche en este mundo, de
Alejandra Pizarnik, quien en 1971, más de una década antes de la aparición de Eroica, se hacía
estas famosas preguntas: “si digo agua ¿beberé? / si digo pan ¿comeré?”. Estos interrogantes
esconden otro de fondo: ¿en qué medida pueden las palabras crear realidad, ocupar un espacio,
saciar una necesidad? Un poema que termina anunciando: “lo que pasa con el alma es que no
se ve / lo que pasa con la mente es que no se ve / lo que pasa con el espíritu es que no se ve /
¿de dónde viene esta conspiración de invisibilidades? / ninguna palabra es visible” (2016, p.
398-400). Y es este interrogante, este final de poema, el que nos obliga a preguntarnos, una vez
más, acerca de la palabra “lesbiana”, tantas veces invisible, como parte de esa conspiración de
invisibilidades socioculturales de la que habla Pizarnik. Y frente a esa imposibilidad de
nombrar, de hacer presente lo ausente, Bellesi dialoga y responde con una afirmación que trae
al plano material, el plano del cuerpo, el significante del deseo: “Cuando digo la palabra nuca