
Revista Científica de UCES
Vol. 29 N°2 (Julio - Diciembre de 2024)
ISSN Electrónico: 2591-5266
(pp. 1-16)
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Las pistas de que la preadolescente está vivenciado una suerte de rito de pasaje de niña
a mujer se desarrolla en sus acciones durante todo el capítulo uno: le roba el maquillaje a su
hermana mayor, se enoja cuando le dicen que es una nena, muestra deseo de hacer cosas de
adulta, como ir a bailar o tomar decisiones propias. Este deseo de convertirse en adulta está
ligado a un impulso biológico. Las asociaciones vinculadas a su inusual forma de actuar
presuponen que la niña está imitando a una adulta y copia las acciones que relaciona al universo
femenino adulto. Pero no es solo una fantasía del personaje, sino que los adultos que la rodean
refuerzan esa idea con discursos que sostienen que una niña de doce años, por el simple hecho
natural de comenzar a menstruar, ya está lista para ser una mujer. Un concepto que tiene una
fuerte raíz en el hecho de que, biológicamente, ya está lista para ser madre y desde un punto de
vista biologicista (y cultural) la función principal de la mujer es la procreación. Una idea que,
hasta el día de hoy, perdura en nuestra sociedad y que ha obligado a muchas niñas a parir y, en
muchos casos, facilitando la muerte de las precoces parturientas. Aquí un claro ejemplo de
cómo este tipo de conceptos románticos acerca de la maternidad y la biología femenina se
disfraza de norma y encuentran su lugar en los medios.
Otra observación sobre el personaje de la preadolescente es que la misma expone que
los beneficios del pasaje hacia el mundo adulto están relacionados especialmente con dos
factores: la posibilidad de vestirse de manera sensual -es decir se refuerza nuevamente la idea
de la mujer objeto
- y la posibilidad de ser madre. Para Friedan "El problema no es que las
mujeres quieran tener hijos y cuidar a sus familias, sino que se les ha negado la posibilidad de
hacer cualquier otra cosa. Se les ha enseñado a creer que no hay otra opción" (Friedan, Betty).
La autora sostiene que la mística de la feminidad ha generado una falsa sensación de
realización personal llevando a muchas mujeres a creer que la realización personal se encuentra
únicamente en el matrimonio y la maternidad. Sin embargo, esto ha limitado el potencial de las
“Observad a una chiquilla que se pasa el día dando vueltas con su muñeca, cambiándole continuamente el traje,
vistiéndola y desnudándola mil veces, inventando sin cesar nuevas combinaciones de atavíos, bien o mal
coordinados, poco importa, pues aún no tienen maña los dedos, ni está formado el gusto, pero la inclinación ya se
pone al descubierto; en esta constante ocupación se le pasa el tiempo sin darse cuenta y corren las horas sin que
ella lo sepa, hasta olvidársele el comer, puesto que siente más hambre de adornos que de manjares. Ya sé que
diréis que viste a su muñeca y no se viste ella. Sin duda, ve a su muñeca y no se ve a sí misma, no puede hacer
nada para ella, pues aún no está formada, carece de talento y de fuerza, no es nada todavía, vive para su muñeca,
y en ella emplea su deseo de agradar, pero no siempre lo concretará en la muñeca, ya que vendrá el tiempo en que
ella misma será su muñeca.” Rousseau