Revista Científica de UCES
Vol. 29 N°1 (Enero - Julio de 2024)
ISSN Electrónico: 2591-5266
(pp. 1-13)
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Esto da lugar a la formación del Yo, que se construye entonces, a partir de una imagen
externa, lo cual implica que la identidad nos es dada desde afuera. Sabemos que Lacan, en uno de
sus primeros escritos, presenta la fase del espejo como formadora de la función del Yo. En este
estadio, el niño se identifica con la imagen que le devuelve el espejo, y, al reconocer la de la madre,
reconoce la suya y la asume con regocijo como propia. Se produce una transformación en el bebé,
que le posibilita adquirir una imagen total de su cuerpo
En la fase del espejo, están el bebé y su imagen reflejada. Pero él ignora que esa imagen le
pertenece. Para saberlo, necesita que la madre aparezca también reflejada, y que le diga quién es
quién. De lo contrario, si sólo observa su figura, quedará perdido en el espejo y no se encontrará,
corriendo la misma suerte que Narciso, al que el espejo se le volvió una trampa mortal, porque no
había ningún otro que le sirviera de referente.
Sobre el modelo de la primera experiencia de mirarse en los ojos maternos, de saberse a
través de esa mirada, se edificarán otras experiencias. El espejo se irá complejizando en su función.
Será testigo y parámetro, amigo o enemigo.
El niño, capturado por una identificación imaginaria, asumirá también como representantes,
los significantes señalados por sus padres. Aprende quién es a partir de lo que los otros le dicen.
Estos pronunciamientos simbólicos van ligando la imagen con una infinidad de representaciones
lingüísticas. Lo imaginario será entonces estructurado como lenguaje.
Merleau Ponty dice que, a partir de la ceremonia especular, el niño aprende que allí puede
darse un espectáculo de sí mismo, contando con la posibilidad de ser su propio espectador.
Sobre la base de este modelo, a través de la serie de identificaciones que el pequeño realiza
sucesivamente con la madre, con el espejo y con sus semejantes, se instaura el Yo. Ahora, el niño
podrá captarse como unidad a través de la identidad que adquiere, aunque se trata de una identidad