La trata de personas: el desvalimiento en el crimen organizado

  • Eva Giberti
Palabras clave: trata de personas, desvalimiento social, desvalimiento psíquico, complicidad, esclavitud y prostitución, vulnerabilidad

Resumen

La trata de personas constituye una degradación de la condición de seres humanos de las víctimas y trasciende lo meramente corporal: es la venta de seres humanos y la compra de sus servicios. Es un fenómeno mundial provocado por la demanda y potenciado tanto por la violencia de género, el desempleo, la pobreza y la discriminación, como por el vacío legal y la escasa acción de algunos poderes públicos ante estas prácticas esclavistas.

Un Estado que se desentiende en tal situación se convierte en productor de desvalimiento para un sector de sus ciudadanos/as. Es posible inferir una corrupción de las pulsiones sociales que puede alcanzar los bordes de la pulsión de muerte.

Desvalimiento social que se enlaza al desvalimiento psíquico de  mujeres víctimas que habitualmente provienen de sectores populares empobrecidos o carentes de recursos económicos y permanecen esclavizadas y prostituidas durante años. Los efectos que produce el arrancamiento del contexto se organiza como desenlace traumático de características insoportables, particularmente para aquellas que no cuentan  con una coraza antiestímulo que pueda morigerar la situación. A lo que habrá de sumarse la promiscuidad de su nueva convivencia una vez localizada en su “lugar de trabajo”, donde queda reducida a la condición de esclava, propiedad del rufián y privada de todos sus derechos.

El presente texto  enumera:

- Antecedentes históricos de la trata en Argentina.

- Funciones de los participantes (reclutador, proxeneta, captador/a y otros).

- Situación de vulnerabilidad psíquica y social de las mujeres víctimas de trata.

- El rescate de las víctimas: Creación desde el ámbito oficial de la Oficina de Rescate y contactos con las víctimas rescatadas.

- En el encierro, lógicas y paradojas en el acto criminal.

- El lugar del  “cliente” y la demanda.

“Sin clientes no hay trata” es una afirmación necesaria que recorta  la complicidad en el delito: la conjunción proxenetas-clientes compagina la pareja criminal que podríamos denominar perversa regulada por las leyes del mercado. La alianza que los conecta es el despotismo como organizador y la vulnerabilidad de las víctimas.

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Publicado
2014-06-05
Sección
Artículos por Invitación