Fotografía: Huella, Índice-Marca

Photography: Fingerprint, Index-Mark


Dr. Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez

Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán

Universidad Nacional Autónoma de México

Ciudad de México, México

osvaldoartxundia@comunidad.unam.mx


Recibido: 26/9/2022

Aceptado: 20/01/2023



Resumen

La imagen fotográfica es ante todo un medio visual que permite la conservación de la memoria gráfica del ser humano. Desde su aparición, la cámara fotográfica se distinguió de otros sistemas de producción de imágenes, por la veracidad de lo captado por la cámara, por ser de una forma de atesorar el tiempo presente, recuerdos y ser un testigo fiel de aquello que ha pasado, un referente fidedigno de lo acontecido, de lo que no ha de ocurrir nuevamente, no ha de volver a verse jamás. La fotografía, testigo visual silencioso, enriquece la vida de la humanidad. Cada imagen representa y significa un paso, una senda dentro de la vida de quien empuña una cámara fotográfica y de quien mira con atención la superficie bidimensional de una foto. La imagen fotográfica es una huella, un índice y una marca de lo registrado por el objetivo y el material fotosensible utilizado, un rastro del paso de la especie humana por esta tierra.



Palabras clave: fotografía, huella, índice, marca, indicio.



Abstract

The photographic image is, before all, a visual media that allows the conservation of the graphic memorabilia of the human being. Since its first appearance, the photographic camera distinguished itself, from other image production systems, for the veracity of what the camera captures; for being a different way to cherish the present, the memories, and as a truthful witness of everything that has already passed; a worthy reference of what has happened and cannot happen again, come back or even repeat. Photography is a silent witness that enriches the life of humanity, each image represents and signifies a step or a path inside the life of who wields a camera and of who looks carefully at the bidimensional surface of a picture. The photographic image is a print, an impression, a mark, or indication of what has been registered by the lens and the photosensitive material used, a trace of the human species path on this land.

Keywords: photography, print, impression, mark, indication.

Introducción

La imagen fotográfica es una representación de aquello que ha estado frente al objetivo de la cámara, en ausencia de este objeto o personaje nos queda su figura positivada o impresa en papel, en su defecto su imagen queda en la pantalla de nuestra computadora o dispositivo móvil.

Así, lo que una vez estuvo frente a nosotros y que miramos primero con nuestros ojos, luego en el visor de la cámara, puede que desaparezca, cambie de lugar y posición en el espacio. Una vez transcurrido el tiempo entre el momento en que presionamos a fondo el botón del obturador, lo que una vez fue presente se convierte en pasado. Se transforma ese momento en algo que fue, en algo que ha sido.

Entonces, la imagen fotográfica por acción del efecto del tiempo, de ser presente, se convierte en pasado, en imagen de un momento irrepetible. En algo que no volverá a ocurrir. Ese momento plasmado en la fotografía, irrepetible instante de la realidad, sinónimo de la muerte se convierte también en un rastro, en una evidencia de que lo fotografiado estuvo una vez ahí.

Fotografía 1: Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez. Fotograma (2019)

Como un campesino que prepara la tierra para sembrarla, los rastros de su azadón quedan trazados en la tierra. la luz que hiere la película o el sensor, impregna en un momento el material sensible y deja su marca, aparece la imagen por acción de la luz y entonces ese momento irrepetible queda atrapado en la superficie bidimensional.

Ya no es el ahora, el presente, pasa al terreno de lo pasado, de lo que fue, y se convierte también en un recuerdo, pasa a formar parte del acervo de la memoria del individuo y de sus allegados.

La imagen fotográfica es evidencia de lo que estuvo ahí, frente a nosotros y nuestro objetivo. Atrapa la verdad y constituye un documento visual que da fe y testimonio de que algo paso, algo estuvo ahí, es un instrumento para la veracidad de un hecho, es una herramienta para el que busca, es una marca, es un rastro, es una huella en el tiempo y en el espacio.

Georges Didi-Hubermann (2012) nos dice al respecto:

La imagen es una huella, un surco, una estela visual del tiempo, lo que ella deseó tocar, pero también tiempos suplementarios -fatalmente anacrónicos y heterogéneos entre sí- que no puede en calidad de arte de la memoria, dejar de aglutinar. Es ceniza mezclada, hasta cierto punto caliente, que proviene de múltiples hogueras. (p. 42)

Podemos entender a la imagen fotográfica como una huella, en tanto, la fotografía guarda un estrecho vínculo entre el motivo fotografiado y lo que aparece fijado en la superficie de la imagen bidimensional.

Se puede aventurar a pensar que entre más pase el tiempo entre la toma y el revelado (imagen latente), la cercana relación entre lo fotografiado y la fotografía pareciera esfumarse. Por la acción del tiempo y el espacio, el objeto fotografiado podría cambiar, desvanecerse, desaparecer. Sin embargo, siempre la fotografía queda como una evidencia de su presencia, de su verdadera existencia.

En el caso particular de la fotografía de paisaje, esto ocurre evidentemente puesto que nunca las condiciones de luz son las mismas en las diferentes horas del día, ni hablar en las estaciones del año. Esto conlleva a considerar la huella fotográfica como única, exclusiva aún más de un momento, de un instante.

En la fotografía instantánea y digital se tiene un espacio muy breve en el que la imagen se encuentre en estado latente. Se puede comprobar casi en el acto la concordancia entre la imagen que acabamos de tomar y el objeto fotografiado.

Pero se trate de un periodo de latencia de la imagen prolongado o corto, la fotografía siempre ha de representar la escena con veracidad, se ha de corresponder con lo que se le ponga enfrente, formara parte del presente, del pasado, será recuerdo y huella “en última instancia, la superficie en la cual esas huellas múltiples no solo se forman, sino que se fijan, es la superficie de la imagen fotográfica” (Krauss, 2007, p 35).

Más bien podemos reconocer que no es la sombra de las cosas la que aparecerá en la imagen, sino la luz que reflejan los objetos y aquello que constituya la fotografía. La huella no es la sombra de las cosas en la fotografía, es el reflejo de su propia existencia material, es su presencia que, transformada en un objeto visual bidimensional, nos permite reconocer entornos, pueblos y ciudades que con el paso del tiempo o bien se han modernizado, transformado o tal vez han desaparecido.

Así sabemos que las ciudades sumerias de Ur y Nínive, en verdad existieron, aunque nunca las hayamos visitado. Conocemos que existieron y tuvieron su apogeo como primeras grandes ciudades trazadas por el ser humano, gracias a las imágenes fotográficas que aparecen en los libros de historia, en las páginas digitales que sobre arqueología podemos visitar.

Estas imágenes son huellas de las ciudades en ruinas, prueba inequívoca que esas ciudades tuvieron vida. Hombres y mujeres vivieron ahí, hubo comercio, arte, paz y guerra. Artículos diversos: vasijas, huesos humanos, bajo relieves en las paredes y esculturas son vestigio de la actividad de sus moradores.

La fotografía reproduce esos rastros, esas huellas y permite que a través de la imagen se genere conocimiento en quién la mira y las estudia. La cámara fotográfica y su operador cual cazador busca estas huellas, sigue los rastros de aquello que en su momento ve y captura con su herramienta de trabajo.

Huella fotográfica es el retrato de la madre de Barthes o la nuestra, que con el paso del tiempo ha envejecido y que, con la llegada de su muerte, solo nos quedan las marcas, las huellas de su rostro para consolarnos, del rostro que una vez nos cuidó y nos amó.

Solamente tenemos las fotografías para recordar, para no olvidar, para que estas formen parte de nuestra memoria y traigamos al presente situaciones que acontecieron hace mucho tiempo y que, aunque causen dolor o alegría, no son cosas del presente, sino del pasado, huella y surco del arado que marca nuestra existencia.

Así también, encontramos como una marca la imagen fotográfica de una sequía, en un bosque seco, encontramos como evidencia de esta huella un síntoma, la escasez del vital líquido que provoca la mortandad de animales y peces, los riachuelos secos son como una escoriación en la piel.

Son la huella de un síntoma, como en una enfermedad el médico ha de observar el semblante de un paciente, advertirá el color de la piel, mirará el aspecto de los ojos, tomará el pulso. Cada uno de estos dará una señal, un rastro sobre lo que ocurre al enfermo. Sí no tiene un diagnóstico seguro, enviará el expediente a otros colegas expertos, en ese expediente no pueden faltar unas fotografías que respalden una evaluación médica segura.

Sin embargo, sí podemos encontrar una sombra como huella en sentido material en la fotografía: los dibujos fotogénicos de Fox Talbot son ejemplos de la captación de un objeto, de una forma, por contacto directo de este objeto con el material sensible.

Más adelante Schad, Man Ray y Moholy-Nagy; en ese orden, harían experimentos de fotografía sin cámara, colocando objetos sólidos y translúcidos sobre papel fotográfico, “son siluetas marcadas directamente sobre el papel sensibilizado” (Costa, 2008, p 17). Cada uno llamaría a sus obras respectivamente schadografías, rayogramas y fotogramas, más recientemente el término luminograma es aplicado a experimentos visuales de fotografía sin cámara o a una combinación de efectos con la luz que involucran al aparato fotográfico y a los materiales en el laboratorio tradicional y en el digital.

En las fotografías sin cámara, los objetos puestos sobre el material sensible no necesariamente se han de ver como son en la realidad, pueden adoptar formas, difuminados y sutilezas que el objeto que las generó no las tiene. En este tipo de imágenes fotográficas, lo que ha quedado plasmado en el material fotosensible no necesariamente se puede identificar.

Fotografía 2: Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez. Brulaje-Sabatier (2018)

Algo parecido ocurre con la imagen estenopeica, en una exposición de este tipo, la relación de la imagen fotográfica, con la escena representada, guarda una relación directa de representación, pero lo captado por esta rudimentaria cámara, no guarda precisamente una relación de nitidez extrema, podemos reconocer lo fotografiado, la imagen será huella y registro de lo que decidió el operador colocar frente al estenopo, pero la fotografía será difusa y tal vez guarde poca semejanza con el motivo real fotografiado.

Otra peculiaridad de las imágenes logradas sin cámara y de las estenopeicas, es que en ambos procesos la fotografía resultante la obtendremos en imagen negativa. Para poder verla en positivo, es necesario que la positivemos mediante un contacto, si es que usamos papel sensible y si utilizamos película habremos de revelar y positivar de manera tradicional.

Cabe mencionar que las imágenes tomadas con cámara instantánea, en las estenopeicas y los fotogramas, podemos tener la peculiaridad de contar con un solo original, en tanto se decida no reproducir la imagen resultante, por lo que la unicidad de este tipo de manifestación fotográfica, se constituye como una característica intrínseca a este tipo de producción de imágenes fotográficas. En el caso de una imagen estenopeica digital, será menester usar computadora e impresora en la que se habrá de mostrar nuestro trabajo fotográfico.

Sin embargo, no hay que pasar por alto que tanto los fotogramas como las imágenes estenopeicas, pese a sus características que guardan como registro fotográfico, siguen siendo prueba de la existencia de lo que poso frente al material sensible.

Sabemos que la cosa estuvo ahí, “la sombra indicio de presencia” (Dubois, 1986, p48). Todo sucede como si en la fotografía sin cámara hubiéramos dado un arañazo con la luz, como si el objeto que se superpone al material fotosensible hubiere causado una escoriación en este material sensible.

Por eso se suele decir que la luz hiere al material fotosensible, deja su marca, su huella como si de una herida se tratase y en la imagen final, ya fijada, la huella no desaparece, permanece como una cicatriz indeleble. Cada vez que la miremos, nos traerá el recuerdo, avivará la memoria.

Por ello se puede decir que “la fotografía está en la categoría de signo” (Dubois, 1986, p48). Lo contenido en la imagen fotográfica al ser reconocido por el espectador, entra en plena conciencia que la imagen fotográfica tiene representado un objeto, una persona, que no es tangible, que no es el personaje en sí, pero que está ahí en imagen.

Philippe Dubois (1986) nos comenta:

Todos estos signos tienen en común el hecho de ser realmente afectados por su objeto de mantener con él una relación de conexión física. En este sentido se diferencian radicalmente de los iconos que se definen sólo por una relación de semejanza y de los símbolos que, como las palabras de la lengua, definen su objeto por una convención general. (p. 48).

Es cierto, lo fotografiado por lo general, guarda una estrecha relación con el objeto que representa. Aún en ausencia de este, la escena, el motivo que aparece en la imagen, tiende a ser aquello que quedó como un rastro en la fotografía.

Fotografía 3: Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez. Fotograma 2 (2018)

Así la huella, es la ceniza que queda después de un incendio, pero también es el humo de un fuego que arde, que nos advierte que algo se quema y que, aunque se pretenda extinguirlo queda vivo para siempre en una fotografía.

Ahora bien, partiendo del hecho de que la fotografía es una marca, una huella, un signo, tenemos que la imagen fotográfica también es un indicio en la medida que guarda una relación estrecha y directa con el objeto o personaje representado.

Asimismo, el carácter de índice en la imagen fotográfica se advierte ya, desde el momento en que la fotografía sirve para corroborar la existencia de algo, que ese algo, ese objeto es real, que se puede conocer a través de la imagen fotográfica y una vez ya con ese conocimiento previo, ubicarlo en la realidad y reconocerlo cuando se lo vuelva a ver en vivo o en otra fotografía.

En este sentido una fotografía o serie fotográfica sobre una problemática social, un accidente documentado con imágenes -las fotografías de un robo y de los sospechosos, por ejemplo- se insertan en la categoría de indicio ya que el espectador o uno mismo no tiene el conocimiento directo de estos hechos que ocurrieron, lo sabe uno a través de las fotografías, que se erigen como el medio para que se conozca lo que aconteció y que se tenga certeza de lo que ha pasado. Las acciones contenidas en la imagen fotográfica nos permiten contemplar aquello que fue, que aconteció y con solo mirarlas traemos una escena del pasado a nuestro presente. En las formas, figuras y objetos contenidos podemos leer, esos indicios del evento acaecido.

Al respecto Philippe Dubois (1986) se pronuncia:

El estatuto de índex de la imagen fotográfica implica, si se quiere sistematizar en este sentido las adquisiciones de Pierce, que la relación que los signos indiciales mantienen con su objeto referencial esté siempre marcada por un principio cuádruple de conexión física, de singularidad, de designación y de atestiguamiento (p. 49).

Es así que encontramos que la imagen fotográfica mantiene una estrecha relación de conexión física, ya que la fotografía es una representación del motivo fotografiado y esta no puede existir sin las formas y objetos que se hayan en la imagen. En la fotografía el objetivo de la cámara juega un papel primordial ya que como “indica la palabra se orienta hacia el objeto real que se desea reproducir” (Costa, 1986). Asimismo, el mecanismo mecánico de diafragma-velocidad de obturación nos permite atrapar en una fracción de tiempo aquella escena que no ha de volver a repetirse.

En ausencia de la escena fotografiada, lo único que nos queda es la imagen; huella de lo que estuvo ahí, de lo que ha sido y fue; “la consecuencia de este estado de hecho es que la imagen indicial únicamente remite a un solo referente determinado” (Dubois, 1986, p 50). De aquí surge la idea de la singularidad, en tanto que la imagen fotográfica jamás se ha de desligar de aquello que el operador capto con su cámara, la relación que existe entre lo fotografiado y la imagen nunca se ha de extinguir.

Además, entre la imagen y el objeto real se percibe una designación, ya que la fotografía tiene la característica de presentar lo tomado por la cámara y su operador en un sentido de indicar, lo que ocurre en una escena, lo que ha de aparecer como un hecho: la fotografía "es un fragmento de la realidad visible del entorno una parte de ese continuum perceptible” (Costa, 2008, p 37). Las implicaciones del acto fotográfico permiten al operador señalar aquel suceso que pasa frente al objetivo de la cámara.

Así la fotografía es una invitación a ver y mirar lo que ha aparecido en la imagen, lo ocurrido en el exterior, en el entorno. El operador con su trabajo nos permite mirar lo que ha pasado, lo sucedido; a mirar una y otra vez lo que queremos que no pase, que no se olvide, que lo recordemos cada vez que tengamos al alcance de las manos y los ojos esa imagen en particular.



Fotografía 4: Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez, High Life (2022)



La fotografía designa al señalar con veracidad, lo que es captado por la cámara, las intenciones del fotógrafo se ven plasmadas en sus imágenes y estas son capaces de señalarnos un evento, un suceso. Así también la imagen fotográfica es un testigo de algo que ocurrió, si llegáramos a dudar de una nota periodística la imagen fotográfica refuerza la veracidad de lo dicho con palabras.

En un accidente automovilístico, el ajustador, el empleado de la aseguradora toma fotografías del accidente, envía estas imágenes al centro de daños de la empresa y también son enviados a la agencia de autos para que a través de una primera evaluación siempre por medio de las fotografías se dé un avaluó del costo de la reparación del vehículo.

Aquí advertimos como la fotografía es utilizada como huella (marca, rastro del accidente), como singularidad en tanto las imágenes son inseparables de lo fotografiado (daños en el auto, tras el choque); como designación, ya que la foto indica se dañó esto, aquello y no esto otro y es testigo ya que la fotografía es evidencia de quién ocasiono el percance automovilístico y atestigua los perjuicios materiales y humanos sí los hubiere.

Así la fotografía se nos presenta con su carga de realismo, en cuanto reproduce una escena u objeto. En ese sentido podemos hablar de que la fotografía tiene un carácter documental, en tanto la imagen se constituye como un documento visual que contiene información semejante a lo ocurrido en verdad en un momento determinado.

La imagen fotográfica se encuentra ligada, al suceso que el género, es un reflejo, una copia de la realidad “la foto se torna inseparable de su experiencia referencial, del acto que la funda” (Dubois, 1986, p 51). La fotografía provoca una certeza de tangibilidad, sobre lo fotografiado, lo aparecido en la foto es prueba de un hecho.

Así encontramos que la fotografía registra objetos y cosas que nos rodean, que son parte de nuestro entorno. Es huella de escenas, paisajes y objetos que una vez han estado presentes y hoy han desaparecido (monumentos que han sido destruidos por una guerra, casas demolidas, etc.). Registra eventos fugaces, que suceden velozmente (una carrera de autos, el disparo de una flecha).

Puede representar a los objetos con un extremo detalle, como en la fotografía macro, o con una elevada saturación de color, o presentarnos una imagen en negativo. Estas imágenes nos representan cosas reales, pero no son exactamente como las ven nuestros ojos. El tratamiento técnico fotográfico altera esta realidad del objeto representado, pero al fin esa imagen sigue representando un objeto real.

En la guerra civil norteamericana era común que los fotógrafos (por encargo de los mandos militares) hicieran ciertos arreglos posteriores a una batalla, en donde acomodaban los cuerpos de sus soldados muertos, de tal manera que se exageraba la masacre ocurrida, con el fin de exaltar los valores patrios de su propio bando. En este caso no podemos decir que una fotografía tomada de esta escena no es una imagen de algo real, pero si podemos mencionar que se trata de una realidad alterada, montada, de ficción.

Otro caso de imagen real pero que muestre escenas no conocidas por el ojo humano podemos encontrarlas en las fotografías obtenidas del fondo del lecho marino, que muestra seres que viven en aguas muy profundas y presentan características especiales para vivir en este medio.

Estas imágenes nos sorprenden por lo novedoso de estas criaturas, ojos extremadamente grandes, bioluminiscencias y transparencias en sus cuerpos. Las fotografías de estos seres no dejan lugar a duda alguna en la especialidad de la biología marina y son un ejemplo de conocimiento e información sobre este tipo de vida en nuestro planeta. En este mismo sentido entrarían las fotografías que son enviadas por las sondas espaciales y el telescopio Hubble. Imágenes de Venus, Marte y del espacio exterior, se consideran fotografías “Las imágenes, sin embargo, no son objetivas ni subjetivas. Son por naturaleza intersubjetivas” (Costa, 2008, p 82).

Otro tipo de imágenes fotográficas que no son perceptibles por nuestro ojo, pero que existen en la realidad serían aquellas tomadas con un microscopio electrónico, equipo de ultrasonido, de rayos X o la fluorescencia de objetos y algunos animales y plantas que solo son perceptibles con luz negra, ultravioleta e infrarroja.

Ya en un momento más avanzado de la percepción entrarían aquellas fotografías tomadas con un espíritu surrealista, en donde las imágenes producidas son creadas de manera onírica, también aquí cabrían los fotomontajes, los tratamientos digitales y el hiperrealismo “realidad y ficción. O realidad e imagen. O realidad y fotografía. O fotografía y ficción, conceptos que hablan de lo real y lo realizado.” (Costa, 2008, p 65).

En un último estado la abstracción en una imagen entraría en un apartado de “una pre imagen, una cosa existente en la conciencia del artista” (Costa, 2008, p.70), que entrarían en la categoría de símbolo. En este sentido, este tipo de imágenes fotográficas tienen una relación con el objeto representado, pero la imagen, a manera de símbolo, no sería en sí misma el objeto real, sino una evocación de este objeto o motivo fotografiado.

Al respecto Joan Costa (2008) se pronuncia:

La imagen pertenece al mismo tiempo al mundo de las cosas y al mundo de los símbolos. Como el símbolo, la imagen está en el lugar de otra cosa, a la cual representa. Y esta otra cosa puede estar en la realidad o en la imaginación del artista fotógrafo (p. 66).

Así tenemos que la imagen fotográfica es una marca, una huella, una señal que indica un objeto que existe, una escena que ocurre, es un testigo de que algo paso o existió “la foto es ante todo un index. Es solo la continuación que puede llegar a ser semejanza (icono) y adquirir sentido de símbolo” (Dubois, 1986, p 51). La fotografía se advierte como una imagen certera, precisa, copia y reflejo del mundo exterior. Es presente y pasado, es un acontecimiento para la memoria y un pretexto para el recuerdo.


Fotografía 5: Edgar Osvaldo Archundia Gutiérrez Mar Evenki (2022)

La fotografía está relacionada con la muerte, con lo que ha sido. Es brasa ardiente que provoca que veamos aquellas imágenes que ocasionan placer o dolor.

Pero la imagen fotográfica se puede emancipar de su referente real, del objeto que existe, de la escena que pasa, del hecho histórico y social. Al ser independiente de su objeto real la imagen fotográfica puede ser phantasia (Costa, 2008, p. 67) y metáfora visual.

Ir de ser marca, señal y surco luminoso a inventarse una realidad que puede ser surreal o abstracta. Construir otra realidad, partir de algo que se puede tocar y ver, a crear algo diferente, algo que no existe.

En donde la imaginación, el sueño como parte aguas creativo, conjugando una técnica precisa, bien llevada, acentuada con un espíritu innovador creará sin duda fotografías que nos remitirán a algo nunca visto, que puede ser perturbador, abrumador, conmovedor, que provoque reacciones positivas o negativas.

La fotografía es conocimiento, comunicación, información, tiene en su superficie significados, es un lenguaje y tiene códigos de interpretación y lectura que nos permiten extraer, aquello que se encuentra contenido en la imagen fotográfica.



Referencias bibliográficas

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