Revista de Ciencias Empresariales y Sociales. Vol. 9, N°6, 2023 (Enero-Julio)
ISSN electrónico 2618-2327 (1-25)
3
tecnología, específicamente en la fabricación de teléfonos inteligentes (smarthpones), 9 de las 10
compañías que lideran el mercado son de origen asiático (la única excepción es Apple), siendo las
tres mayores: Samsung 23% (coreana), Xiaomi 14,9% y OPPO 13,5% (ambas chinas) (Canalys,
2021; GFK, 2021). Según Singh (2015) y Jin (2018), la inversión en R&D de dichos países y el
potencial mercado que ofrece el tamaño de la población y crecimiento económico proyectado,
ubicaría a Asia como el principal semillero de empresas fabricantes de productos tecnológicos para
los próximos 20 años. Sin embargo, una vez saturados sus mercados de origen y la expansión a
sus vecinos asiáticos, el continuo desarrollo las conduciría, obligadamente, a expandir sus
operaciones en otros continentes para poder mantener una posición de liderazgo global. Si
pensamos en el arribo a regiones tan distantes como Latinoamérica o específicamente Argentina,
es menester cuestionarnos acerca de la similitudes o diferencias que podrían manifestarse al
interior de dichas organizaciones y qué consideraciones deberían tomarse para que el éxito no solo
se circunscriba a lo económico, sino también a la experiencia profesional de los individuos.
Como describiremos a continuación, la investigación tanto en países desarrollados como
en desarrollo se basa a menudo en el supuesto de que la cultura organizacional está fuertemente
influenciada por la cultura social o nacional circundante (Schwartz et al. 2001) y que, por lo tanto,
es posible identificar diferencias en el comportamiento organizacional entre empresas en diferentes
países al observar las características de la cultura nacional en la que esas organizaciones están
embebidas. Si se acepta que, hasta cierto punto, la cultura organizacional se refleja en las prácticas
y el proceso de gestión de una empresa, las comparaciones entre países pueden basarse
correctamente en la evidencia que indica que las personas de diferentes países tienen preferencias
con respecto a cómo se gestionan sus lugares de trabajo y que, las características de la cultura
organizativa que pueden tener éxito en un país pueden ser ineficaces y, también, a menudo,
completamente disfuncionales en otros países.
El contraste, sobre todo entre occidente y oriente, podría profundizarse más aun en el
estadio inicial de desembarco en una nueva región, cuando las empresas optan por replicar, de la
forma más pura o tradicional, el modelo de negocios que ha sido exitoso en sus países de origen:
estilos de liderazgo, estrategia comercial, estructura organizacional y gran presencia de expatriados
de sus países de origen, entre otras. Nuevamente, si se demostrara que dichas proposiciones son