Revista de Ciencias Empresariales y Sociales. Vol. 9, N°6, 2023 (Enero-Julio)
ISSN electrónico 2618-2327 (41-57)
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correlativos en una sociedad tan diversa como la actual. Los seres individuales no buscan
lo mismo por su herencia misma de egoísmo derivada de su propia naturaleza humana.
Debido a dicho egoísmo, el derecho, como sistema de organización social,
formula diferentes preceptos, principios, prerrogativas y normativa que tienen
como fin el de mandar, prohibir o permitir determinadas conductas, para que los
individuos se comporten en un sentido alineado a los fines supra personales. En palabras
de Petit (1999), el derecho sería una forma justificada, coherente y racional de
intervención, cuyo fin sería la vida armónica de una nación. Además, el mismo autor, en
línea con lo mencionado por Ruibal (2009), defiende la negación pura de que ese tipo de
intervención, es decir aquella que es justificada, es parte del republicanismo, pero no debe
encasillarse en un tipo de libertad positiva o negativa, sino en una libertad de no
dominación, pero si con injerencias o intervenciones puramente necesarias.
Más allá de un supuesto ideal y del deber ser, el republicanismo no puede exigir
una representación y participación de sus ciudadanos, cuando esta no se vea justificada o
cuando no denote un apoyo a un sistema de gobierno despótico, porque deberá
comprender que cada individuo tiene el poder de decidir sobre su activismo o pasividad
política. Entonces, ¿hasta qué punto un individuo es libre si decide no participar en la
vida política, pero es obligado a ello? Eso no se responde únicamente con la visión
positiva de la libertad, pues existe una interferencia dentro de sí; por ellos es que
actuaciones como el voto obligatorio por candidatos que un grupo de individuos
simplemente no acepta como propios, es una vulneración a la libertad de decisión, en una
concepción positiva. No obstante, para la concepción del republicanismo, aunque no
rechaza la idea de una libertad de decisión, también admite la necesidad de cierto tipo de
interferencias.
Valor de la virtud cívica
La filosofía liberal, si bien no se niega la existencia de un Estado ni mucho menos de una
necesidad latente de su presencia, no se admite interferencias innecesarias, arbitrarias y
exageradas por parte de él; o sea que no se contrapone a un sistema de interferencia, pero
sí a uno de dominación. El Estado debe ser pasivo, tolerante y respetuoso de la vida
privada –incluyéndose decisiones y acciones– de los ciudadanos. De manera que