Es por eso que, en cumplimiento de los paradigmas de la CIDN, concluimos, que necesariamente se
debe trabajar la red social; también como programa de justicia restauradora, y no como red de
entrelazamiento de servicios.
Todas estas reflexiones, tenemos que enlazarlas al sujeto de derecho para quienes están
destinadas las metodologías restauradoras propuestas, la/os niñas, niños, adolescentes.
Quiebre de redes identificatorias, sentimientos de inseguridad e impotencia, bombardeo de
los medios de comunicación, exceso de mensajes confusos, pérdida del valor de la palabra,
cuestionamiento de la idea de justicia, un mundo en el que los adolescentes deben encontrar su
lugar. La conflictividad adolescente, es parte de su proceso de socialización, sus juicios de valor son
diferentes, para los jóvenes ciertas agresiones que el ordenamiento los considera graves, para ellos
no tienen ninguna importancia y viceversa.
Haciendo eje en las personas adolescentes, no podemos pasar por alto este especial
proceso, la adolescencia en sí misma es un período de fuertes cambios y de gran vulnerabilidad.
En esta etapa se cuestiona al núcleo de pertenencia familiar, y la persona joven comienza la
búsqueda de nuevos núcleos de pertenencia, como el grupo de pares, el cual permite la ruptura de
la identidad primitiva y la apertura a lo no familiar. La característica clave de la adolescencia es la
vulnerabilidad. Se evidencian crisis que dan lugar a conductas de riesgo en salud mental y
adaptación social como: consumo de drogas, embarazo precoz, deserción escolar, abandono del
hogar, violencia, conductas antisociales.
Las familias, sin duda tienen un rol fundamental, aquellas que se caracterizan por lazos
débiles, por la falta de respeto y de afecto, delito, violencia, las familias disgregadas, no solo desde
un punto de vista estructural sino más bien funcional, animan al niño niña y adolescente a apartarse
del entorno familiar, en su deseo de encontrar la seguridad y el apoyo de que carece, exponiéndose,